Todo lo que se oye y todo lo que se ve es pura emoción
El formidable conjunto de Wit Matrix está compuesto por un talentoso grupo de 10 artistas, dedicados a ofrecer una actuación extraordinariamente detallada. Su espectáculo combina de manera impecable elementos musicales, diseños escénicos, proyecciones de video, láseres y efectos especiales, todo orquestado con precisión para recrear las atmósferas mágicas que hicieron famosos los conciertos de la legendaria banda Pink Floyd.
Actualmente, el prestigioso grupo ofrece fechas internacionalmente aclamadas, cautivando a audiencias tanto en Italia como en el extranjero con eventos caracterizados por impresionantes configuraciones de sonido e iluminación. Su reputación es sólida, obteniendo elogios de críticos musicales y el reconocimiento de grandes artistas nacionales e internacionales con quienes han colaborado en numerosas ocasiones.
No solo son intérpretes excepcionales, sino también los organizadores oficiales del renombrado Pink Floyd Day y Pink Floyd Festival, encuentros nacionales de fanáticos de Pink Floyd. Su dedicación a celebrar a esta icónica banda se manifiesta al traer de vuelta a Italia a miembros originales, como la vocalista Durga McBroom, con quien grabaron un memorable DVD, la vocalista Machan Taylor y la legendaria guitarrista Jennifer Batten, esta última famosa por su colaboración con el Rey del Pop, Michael Jackson, con quien grabaron un CD.
Una mención especial va a una edición del Pink Floyd Day, hecha extraordinaria por la participación de Harry Waters, tecladista e hijo de Roger Waters, junto al gran Larry McNally, guitarrista y autor de bandas como Eagles, Joe Cocker y Rod Stewart.
Además de las épicas colaboraciones internacionales, Wit Matrix cuenta con numerosas asociaciones con algunos de los artistas italianos más ilustres, como Cesareo de Elio e Le Storie Tese, Dodi Battaglia de Pooh, Ricky Belloni de New Trolls y Ricky Portera, colaborador histórico de Lucio Dalla y fundador de Stadio.
Asistir a un concierto de Wit Matrix no significa simplemente presenciar una actuación musical simple, sino emprender un verdadero viaje onírico al mundo atemporal de Pink Floyd. Desde las primeras notas, el espectador se sentirá transportado al mágico universo de Floyd, envuelto por las melodías atemporales que han marcado generaciones enteras.
